"A las tres, ruega por mi misericordia, en especial para los pecadores y aunque sólo sea por un brevísimo momento, sumérgete en mi Pasión, especialmente en mi abandono en el momento de mi agonía. Esta es la hora de la gran misericordia para el mundo entero. Te permitiré penetrar en mi tristeza mortal. En esta hora nada le será negado al alma que lo pida por los méritos de mi Pasión…"
"Te recuerdo, hija mía, que cuantas veces oigas el reloj dando las tres, sumérgete totalmente en mi misericordia, adorándola y glorificándola; suplica su omnipotencia para el mundo entero y especialmente para los pobres pecadores, ya que en ese momento se abrió de par en par para cada alma. En esa hora puedes obtener todo lo que pides para ti y para los demás. En esa hora se estableció la gracia para el mundo entero: la misericordia triunfó sobre la justicia. (...) Sumérgete en oración allí donde estés, aunque sea por un brevísimo instante. Exijo el culto a mi misericordia de cada criatura, pero primero de ti, ya que a ti te he dado a conocer este misterio de modo más profundo"
A lo mejor ya has intentado vivir esta devoción, pero -como a mí- quizás algunos días se te pasa la hora... ¿Cómo acordarse cada día a las 3 de la tarde, en medio del trabajo, en la calle, en las tareas del hogar, etc?
Para facilitar la devoción a la Divina Misericordia, hemos puesto en marcha un servicio por el que nuestros seguidores en Facebook y Twitter recibirán un punto de meditación tomado del Diario de Santa Faustina Kowalska, cada día a las 3 de la tarde.
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Espero que te sirva para profundizar, aunque sea unos pocos segundos cada día, en la Misericordia de Dios.
