EL MENSAJE: Dios es Misericordioso

Que los hombres acudan a la Misericordia Divina no es algo nuevo del siglo XX. El Antiguo Testamento está lleno de referencias que nos muestran cómo los diferentes pueblos imploraban a Dios su misericordia con la promesa de rectificar su vida y procurar no ofenderle con sus pecados. Nos encontramos con casos como el de la liberación de la esclavitud en Egipto, el fin de la cautividad en Babilonia, el perdón al pueblo elegido tras haber adorado al becerro de oro, el perdón de David, etc. En la historia del pueblo de Israel encontramos cientos de referencias a la misericordia de Dios con el hombre pecador.

Pero los hombres, con el paso del tiempo no valoramos lo suficiente esta Misericordia Divina. Lo vemos claramente en nuestra época con su creciente secularización, con la pérdida de la conciencia de ser hijos de Dios y hermanos de los demás hombres, y sobre todo con los ataques a la dignidad de la vida humana en todas sus etapas. Por esto Dios Padre Misericordioso ha querido dirigir al mundo un llamamiento nuevo a la conversión y a abrazar su amor. Este llamamiento es la devoción a la Divina Misericordia. Jesucristo ha sido el portador del mensaje; la santa polaca, su altavoz y mejor alumna.

Jesús se aparece a sor Faustina desde 1931 a 1938, siendo religiosa de las hermanas de la Madre de Dios de la Misericordia, encomendándole la misión de recordar este mensaje a los hombres. El mensaje no es nada nuevo, pero nos recuerda lo que la Iglesia siempre ha enseñado: que Dios es misericordioso. En la devoción a la Divina Misericordia este mensaje toma un enfoque poderoso que llama a las personas a una comprensión más profunda sobre el Amor ilimitado de Dios y la cercanía de este Amor a todos, especialmente a los más pecadores.

Santa Faustina Kowalska fue una monja polaca con poca formación académica, que -obedeciendo a su director espiritual- escribe un extenso diario relatando las revelaciones que tuvo de la misericordia de Dios. Durante su estancia de apenas cuatro meses en Vilna, en febrero de 1929, su confesor le aconseja poner por escrito sus vivencias interiores. Más tarde el propio confesor, el Padre Miguel Sopocko, contará: “En aquel entonces yo era profesor en el seminario y en la Facultad de Teología de la Universidad Stefan Batory de Vilna. No tenía tiempo para escuchar sus largas confidencias en el confesionario y le recomendé escribirlas en un cuaderno y dármelas a leer de vez en cuando. Así nació el Diario” (carta del Padre Sopocko del 6 de marzo de 1972).

El mensaje de la Divina Misericordia es que Dios nos ama a todos, no importa lo grande que sean nuestras faltas. Él quiere que reconozcamos que su misericordia es más grande que todos nuestros pecados, para que nos acerquemos a Él con confianza y arrepentimiento. Es un mensaje que podemos sintetizar en tres puntos:

A — Pedir su misericordia. Dios quiere que nos acerquemos a Él por medio de la oración constante, arrepentidos de nuestros pecados y pidiéndole que derrame su misericordia sobre nosotros y sobre el mundo entero.
B — Ser misericordiosos. Dios quiere que recibamos su misericordia y que por medio de nosotros se derrame sobre los demás.
C — Confiar completamente en Jesús. Quiere que sepamos que las gracias de su misericordia dependen de nuestra confianza. Mientras más confiemos en Jesús, más recibiremos.

El 30 de abril del año 2000, Juan Pablo II canonizó a Faustina Kowalska y designó como “domingo de la Misericordia Divina” el Segundo Domingo de Pascua.


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